Cuando era niña y se acercaba el primer día de clases, se generaba en mí muchas expectativas acerca del profesor que ese año me daría a mi y mis 35 compañeras, las clases durante ese año escolar.
Entre todas se generaban mil opiniones, pero en lo que sí coincidíamos era en esperar que fuese el mejor o la mejor maestra del colegio, porque en gran medida eso es lo que siempre esperamos: el mejor maestro!.
Mientras vamos creciendo y asistimos a la escuela secundaria, luego a la universidad, postgrados y diplomados, nuestras expectativas u opinión de lo que es un excelente maestro van cambiando, pero en igual medida nos convertimos en personas más críticas y exigentes ante la persona que nos inculcará una seria de conocimientos para nuestro provecho personal y profesional. En este sentido, muchos hemos tenido la suerte de compartir las clases con ilustres personajes de la docencia, mientras que para otros por el contrario, ha sido su pesadilla.
Tan importante es la preparación de un docente en su especialidad y su influencia en la percepción del maestro que tenemos a cargo de un salón de clases, que puede generar incluso que muchos abandonen la escolaridad o por el contrario lleguen a ser doctores en sus áreas porque han tenido una experiencia positiva en la escuela.
Para lograr que los alumnos nos recuerde como el mejor maestro que han tenido, les invito a seguir los siguientes tips sobre algunas conductas que se deben evitar frente a un salón de clases, si queremos salir victoriosos de la misma:
• No improvisar: no se presente a la clase improvisando la lección, las situaciones imprevistas crean desconcierto y confusión. Tómese su tiempo para planificar lo que dará en 45 minutos de clases a su grupo de alumnos, ustedes y ellos lo agradecerán.
• Dé ejemplos: no llegue a la teoría sin antes dar ejemplos prácticos relacionados con la experiencia de los alumnos. Es más fácil lograr explicar algo desde lo vivido que simplemente explicarlo sin relacionarlo con anécdotas o ejemplos.
• Sea creativo: no lea las historietas ni los ejemplos. Nárrelos en forma espontánea, eso hará la clase más interesante y atractiva para los alumnos.
• Equilibrar las intervenciones: cuando trabaje con grupos pequeños (no más de 20 alumnos) procure evitar que ciertos miembros de éstos, monopolicen las intervenciones. Recuerde que usted es el maestro no ellos.
• Atienda a todos: No pase por desapercibidos a los niños silenciosos, tímidos o lentos, ellos también pueden dar su aporte durante la clase. Evite que los demás se burlen de su intervención y aplauda su esfuerzo frente al grupo.
• Centre el tema de la clase: no permita que la clase se desvíe del propósito original. Evite caer en discusiones que lo alejen del tema y lo lleven a especulaciones. De igual manera es importante no permitir que los estudiantes queden con ideas equivocadas o confusas, pero evite a la vez que se sientan defraudados, inoportunos o ignorantes.
• Evite preguntas de difícil respuesta: no formule preguntas en forma individual cuando considere que éstas lucen abstractas o difíciles para los niños.
• Evite los espacios en blanco: no deje que durante la clase se presenten lagunas o largos períodos de silencio, desorientación o confusión. El trabajo perderá su impulso o interés. No se detenga para pensar “ahora, ¿qué haré?”, Usted y los alumnos deben saber hacia dónde van.
• Demuestre conocimiento: nunca diga al curso “en verdad, esto puede funcionar, pero no estoy segura”, usted perderá la confianza del curso. Es mejor decir: “voy averiguar que puede suceder, y en la próxima clase les daré la respuesta”
• Evite discusiones una vez concluido el tema: no permita que los grupos continúen la discusión una vez que ha llegado la etapa de hacer las conclusiones. Esto reduce el impacto de la lección y el énfasis en la práctica de la herramienta.
• Mantenga la rutina: no cambie el formato de la clase, especialmente en lo referente a la distribución del tiempo. Es igual de importante establecer las normas desde el principio y no cambiarlas durante el año escolar.
• Relájese: no sea demasiado serio y evite usar la autoridad como elemento de presión. Los chistes o anécdotas oportunas ayudan a que la clase sea más amena. Tampoco trate de imponer su criterio pues esto limita la creatividad y la iniciativa de los alumnos.
• No se asuste: cuando una idea no produzca la reacción esperada en los estudiantes no la cambie en forma inmediata. Evite demostrar miedo o temor ante la clase.
• Ponga pensar a sus alumnos: no trate de hablar o pensar por los alumnos, ni permita que ellos tengan una actitud pasiva de oyentes o espectadores durante la clase. Procuro que los alumnos sean parte de la clase, involúcrelos.
Feliz día!!
Muchas gracias por tus consejos! muy utiles y acertivos!
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